SOR ÁNGELA PÉREZ
LUENGO
Como viene
haciendo desde el año 2008 con ocasión del Día de La Mujer Trabajadora, la
concejalía de Promoción Humana del Ayuntamiento de Benavente, realizó el pasado
domingo 8 de marzo un homenaje en el Teatro Reina Sofía a once
mujeres elegidas por su trayectoria de trabajo en muy diversos ámbitos. Estas
once mujeres han sido propuestas por distintos colectivos y asociaciones para
recibir este homenaje y representar a otras muchas que sin duda también son
merecedoras de reconocimiento en este día de la Mujer Trabajadora.
Como comunidad educativa Vicenciana nos
sentimos orgullosos de que entre ellas fuera propuesta para tal reconocimiento
Sor Ángela Pérez Luengo, cuya trayectoria vital y laboral hasta el día de hoy
es motivo de orgullo y ejemplo.
La historia de Sor Ángela es la historia de una
vida dedicada a los demás a través del carisma Vicenciano de las Hijas de la
Caridad. Un ejemplo de vida de seguimiento evangélico transformada en vocación
religiosa. Sor Ángela nace en Carrión de
los Condes (Palencia) el 12 de marzo de 1927 y vino destinada a Benavente el 12
de marzo de 1948, con 21 años, en la casa que tenían las hermanas en la calle la Rúa, dónde llegaron solicitadas por el señor
Obispo de Oviedo (ya que por aquel entonces, nuestra villa pertenecía a ese
obispado).La primera comunidad fue la del hospital y de aquí surgió crear unas
escuelitas para los hijos de los trabajadores y enfermos de dicho centro.
En la calle la Rúa establecieron unas aulas, a
modo de academia, para preparar a las alumnas para el ingreso de Bachiller;
como había bastante demanda pronto estas dependencias se hicieron pequeñas, por
lo que pensaron en la posibilidad de trasladarse a un espacio más amplio. De
nuevo el señor Obispo de Oviedo, intervino para que se cediera un espacio libre
a tal fin.
Así se instala el nuevo colegio San Vicente de
Paúl, que se va construyendo poco a poco, pues las condiciones económicas en
ese momento, eran muy duras.
La comunidad dedicada al colegio tenía como
objetivo la promoción de niños y jóvenes
y una buena formación que les ayudara a desenvolverse después en la vida. Entonces había pocos medios económicos
para llevar a cabo la educación, pero
nunca les faltó un gran entusiasmo que las hermanas, entre las que se encontraba Sor Ángela, ponían al
servicio de las niñas a las que atendían.
Sor Ángela
trabajó, desde 1948, sin descanso
para preparar a sus alumnas para el ingreso y en las clases de 5º y 6º durante
el curso y también en las vacaciones, ayudando a todas las alumnas que no
hubieran aprobado el curso o alguna asignatura, así hasta su jubilación. Compaginó esta tarea también con su dedicación a la secretaría, llevando todo
el peso de la contabilidad con esmero y pulcritud; al mismo tiempo ejercía de
enfermera para todas las niñas que se pusieran enfermas, a la que atendía con
delicadeza y cariño.
La emigración debido a la búsqueda de mejores oportunidades económicas también afectó a muchas familias de Benavente y sus alrededores. Muchas de esas familias pudieron dejar a sus hijas internas, para que
pudieran recibir buenos estudios y buena formación con las Hijas de la Caridad.
Y se llegaron a juntar, hasta 200 internas, lo
cual aumentaba el trabajo y que sor Ángela tuviese que repartirse mucho más,
pero nunca dio síntomas de cansancio, a pesar de hacer tres o cuatros oficios a
la vez.
Aún le quedaba tiempo para dedicarse a la
Pastoral y formó las luisitas (que era un grupo de jóvenes que se dedicaban,
los fines de semana, a visitar y ayudar en lo que podían a familias necesitadas).
Una vez jubilada, ha seguido dedicándose, hasta
el día de hoy, con 88 años a atender a
las hermanas delicadas y enfermas a las que les da, a manos llenas, su cariño y
sus atenciones.
Muchas gracias y que Dios te conceda larga vida
para que podamos disfrutar de tu presencia.